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lunes, 7 de enero de 2013

Que no, que nada más importa.

Que las personas nacen, las personas cambian, las personas matan y las personas mueren.
Y no hay más. No hay más tras ese vacío manchado de las palabras. Tras ese dolor de cabeza, tras esa angustia de un universo inventado por un dios inventado por una humanidad inventada. Inventados desde lo más irrelevante del olvido o de la náusea que desató el efecto en cadena.

No hay más tras el miedo silente de quien nunca desenterró sus propios muertos.
No hay más tras una eternidad convirtiéndose en polvo al compás del primer y último baile.

Y todos los días son el comienzo de un nuevo mundo, de una nueva historia y de un nuevo fracaso que ni tú siquiera recordarás.
Todos los días son el fin de un viejo mundo y de una vieja historia que nadie querrá escuchar nunca.

No hay más. Deja de buscar porque no hay más.