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jueves, 23 de junio de 2011

hay que sacudirse el miedo

Llevo milenios acostada
sobre el trapecio inmóvil y oxidado
que me regalaste
por el aniversario de mi muerte

La fuerza del viento de aquellas silenciosas
pestañas
me arrastró a la renuncia de todo cuanto soy y
me introdujo,
con el drama entre los dedos
y sangre seca en la cara,
en un bucle temporal
que cada vez me aprieta más los grilletes.

Si nadie quiere darme las llaves del cielo,
al menos mandad víveres
a esta puta alcantarilla
Aquí, en esta trinchera,
ya no quedan hombres
dispuestos a luchar por tu estúpida causa.

Y a mí se me agotó la paciencia.
Cojamos el pico y la pala
y arreglemos nuestro mundo de una puta vez.
Ya no basta con sembrar esperanzas de luz
ni con construir promesas de cartón
en ciudades consumidas
por nuestra desgana.

Hay que sacudirse el miedo
y abrazar las armas.

miércoles, 15 de junio de 2011

Todo esto para qué

En el limbo de la incertidumbre
circunstancial
no habitan condicionantes de plástico ni contextos de hierro

Solo objetivos imposibles, tallados en la arena del mar,
destinados a extinguirse.

Borrándose,

Borrándose cada vez más

Para qué soñar unos colores menos puntiagudos
o esnifar estrellas desgastadas
si el firmamento siempre será libre

Mejor soñar un diluvio que acabe con todo.
Desde la primera piedra hasta la última criatura,
desde el primer átomo
hasta el último referente
de la puta civilización
que juega a confinarnos en su inmundicia

todo esto para qué,
todo este sufrimiento para qué

Todo, para ser finalmente mártires sin nombre