Seguidores

sábado, 31 de diciembre de 2011

Clic.


El año empieza a cerrar el telón.
El público sigue mirando sin ver, cansado de la función, o quizá aburrido, o quizá -sólo quizá- ilusionado en qué vendrá después. Pero los actores se diluyen y la historia acaba, y, sin cuestionarla, todos aplauden. Se levantan. Se van; uno tras otro, con desidia en las pestañas. Y en la sala se contagia el vacío y el silencio de una atmósfera que se abre al tiempo. Y a continuación no hay ninguna obra. No hay ningún público.

Pero no me voy a engañar. Este año no van a nacer nuevas vertientes por las que perderme, no van a subyacer bajo mi piel nuevas mazmorras en las que encontrarme, ni van a aparecer de la nada oasis desconocidos en los que salvarme.
¿Y qué? Siempre puedo tejerlos yo misma entre esas sábanas que fueron sitiadas antaño por la autodestrucción.

Este nuevo año, no quiero hacerme ese tipo de promesas que no son más que mentiras intrínsecas. No me juraré cambiar mis hábitos insanos o mi cotidianidad irresponsable, no me prometeré reconstruir mis ruinas emocionales, ni llenar mis vacíos existenciales con la ceniza desgastada de la esperanza.

Por una vez voy a mirar al tiempo a los ojos. Por primera vez, mi paso por el asfalto no va a venir determinado por mis renuncias; sino por mis decisiones.
Con más ventanas y menos espejos.
Con más proyectos que recuerdos y con más imaginación que memoria.

No sé vosotros, pero yo no pienso pedirle nada al nuevo año.
No.
Pienso arrancárselo con mis propios dientes o con mis propias manos en cuanto empiece.

Ya basta de esperar y esperar y esperar y esperar y esperar
y de pedirle al tiempo.
Ya basta de pedirle permiso a la suerte y de pedir perdón al pasado, ¿no os parece?

Feliz 2012 :)

domingo, 11 de diciembre de 2011

No importa

No importa nada,
habrás crecido antes de que pueda importarte esto

cuántos cuentos de brujas
y cuántas historias de héroes
escritos tras las cortinas de los hijos que nunca tendrás

cuántas veces hemos desdibujado el firmamento
ante el aliento desaprobatorio de un dios opaco

cuántas veces te has escondido en las grietas
del tiempo infinito


pero la eternidad puede resumirse en dos páginas

el cielo puede derruirse en un pestañeo

el asfalto no es suficiente para sostenernos



y ya no recordamos cómo nos llamamos

porque somos promesas junto al fuego
recuerdos tras el humo

y yo tirada sobre mis cenizas
sin ropa y bajo la lluvia


no importa nada,

habrás muerto antes de que el mundo cambie